martes, 11 de junio de 2013

¿Qué ocurre cuando hay un miembro alcohólico en la familia?

Según el Consejo Nacional para las Adicciones (CONADIC, 2005), el alcoholismo es una enfermedad que incluye los siguientes síntomas:

  • Deseo insaciable: gran necesidad de beber alcohol.
  • Pérdida de control: incapacidad de dejar de beber alcohol una vez que se ha comenzado.
  • Dependencia física: síndrome de abstinencia con síntomas tales como náuseas, sudor, temblores y ansiedad, que aparecen cuando se deja de beber alcohol.
  • Tolerancia: necesidad de beber cada vez más cantidad de alcohol para sentirse eufórico.
Tomar


¿Qué repercusiones tiene en la familia un miembro alcohólico?

El impacto de un miembro con dependencia al alcohol en la familia y otras personas significativas del entorno es enorme. Generalmente, lo que un cónyuge o un hijo hacen cuando viven con un alcohólico, lo hacen porque en ese momento tiene lógica para ellos, pero no siempre es lo adecuado. En el momento en que los problemas que rodean al alcoholismo van produciendo más y más incoherencia en el hogar, es típico que la conducta de los miembros de la familia vaya encaminada hacia un intento por volver a estabilizar el sistema familiar. Los miembros de este sistema familiar actúan y reaccionan de maneras que hacen que la vida sea más fácil y menos dolorosa para ellos. Para ello, los miembros de la familia adoptan roles disfuncionales que les llevan a sobrevivir a la enfermedad de uno de sus miembros.


Roles disfuncionales en la familia de un alcohólico


  • El rescatador: este miembro se encarga de salvar al adicto de los problemas que resultan de su adicción. Son los que inventan excusas, pagan las cuentas, llaman al trabajo para justificar ausencias, etc. Se asignan a si mismos la tarea de resolver todos los problemas que el adicto produce. Pero de esta manera, promueve el autoengaño del adicto, manteniéndolo ciego ante las consecuencias de su adicción y convencido de que no existe ningún problema con su consumo.
  • El cuidador: este miembro asume con ímpetu todas las tareas y responsabilidades que pueda, con tal de que el adicto no tenga responsabilidades, o tenga las menos posibles. Actúan así convencidos de que, al menos, las cosas van saliendo. Lo que no ven es que esto les carga con tareas que no les corresponden y con responsabilidades que no son suyas, produciendo una sobrecarga que puede afectar a su salud. Esto, a su vez, promueve la falta de conciencia en el adicto sobre el deterioro que produce su problema en su funcionamiento.
  • El rebelde: su función es desenfocar a la familia y atraer la atención sobre si mismo, de modo que todos puedan volcar sobre él su ira y su frustración.
  • El héroe: también está empeñado en desviar la atención de la familia hacia él, pero a través de logros positivos. De esta manera, hace que la familia se sienta orgullosa y distraiga su atención del adicto.
  • El recriminador: se encarga de culpar al adicto de todos los problemas de la familia. Esto solo funciona para indignar al adicto, dándole así una excusa perfecta para continuar consumiendo.
  • El desentendido: normalmente, este rol es tomado por algún menor de edad que se mantiene al margen de las discusiones y la dinámica familiar. En realidad es una máscara que cubre la tristeza y la decepción que es incapaz de expresar.
  • El disciplinador: este miembro presenta la idea de que lo que hace falta en la familia es un poco de disciplina, y ataca al adicto, ya sea física o verbalmente. Esta actitud nace de la ira y la frustración acumuladas en la familia, y de los sentimientos de culpa que muchos padres presentan ante las adicciones de sus hijos.


En las familias con un miembro alcohólico suelen darse determinadas características como la sobreprotección, la unión excesiva entre los miembros, la incapacidad para resolver conflictos y una rigidez extrema. Cuando se inicia el alcoholismo, la familia suele reaccionar con cierta negación ante el problema. Suele hablarse poco del problema o ni siquiera se acepta que existe, pero luego todos funcionan en relación al mismo. Las familias acaban acomodándose a las exigencias de la vida con un miembro alcohólico. Existen expertos que afirman que las familias con un miembro alcohólico no son familias disfuncionales, sino que han aprendido a funcionar con él, gracias al reacomodamiento que se da a raíz de la enfermedad. La familia se vuelve disfuncional cuando el alcohólico entra en tratamiento y cambia su rol dentro de la misma.

Las personas cercanas al adicto, con frecuencia quieren hacer algo por él, pero no saben qué ni cómo hacerlo. A veces, la manera de ayudar al adicto acaba siendo también patológica, y se acaban llevando a cabo conductas facilitadoras, que en lugar de detener la enfermedad, la prolongan. Esta facilitación se genera de manera automática e inconsciente, y existen diversas razones que la explican:

  • Proteger o ayudar al alcohólico
  • Evitar conflictos de relación con el alcohólico
  • Creer que ignorar el problema es una manera de hacer que desaparezca
  • Satisfacer necesidades propias vinculadas con la sobreprotección, la dependencia emocional y el control.



¿Qué consecuencias sufren los hijos?

Los niños/as que crecen en familias con algún miembro alcohólico pueden desarrollar los siguientes problemas:

  • Culpabilidad: el niño/a puede creer que es la causa primordial de que su padre/madre abuse de la bebida.
  • Ansiedad: el niño/a puede estar constantemente preocupado por la situación que hay en su hogar. Puede temer que el padre/madre alcohólico enferme o se hiera, y puede también temer las peleas y la violencia entre sus padres.
  • Vergüenza: los padres pueden transmitirle al niño/a el mensaje de que hay un terrible secreto en el hogar. El niño/a, que está avergonzado, no invita a sus amigos a casa y teme pedir ayuda.
  • Incapacidad para establecer amistades: como el niño/a ha sido tantas veces decepcionado por su padre/madre que bebe, no se atreve a confiar en los demás.
  • Confusión: el padre/madre alcohólico cambia de comportamiento, en ocasiones es amable y en otras es violento, sin ninguna relación con el comportamiento del niño/a.
  • Ira: el niño/a siente ira y rabia contra el miembro alcohólico, por beber. Y suele enfadarse también con el padre/madre no alcohólico, por no protegerle y apoyarle.
  • Depresión: el niño/a se siente solo e incapaz de poder hacer algo para cambiar la situación.
Como hemos visto, el alcoholismo tiene una repercusión grave en la familia y el entorno, por lo que no sólo es importante que el enfermo acuda a terapia para solucionar el problema, sino que también es necesaria la implicación de la familia en el proceso terapéutico, de cara a aprender estrategias para afrontar el cambio que implica dentro de la dinámica familiar la curación del paciente, así como aprender la manera adecuada de ayudar al alcohólico.

Cuéntanos…
¿Conoces a alguien con un problema de alcoholismo u otras adicciones?
¿Cómo actúa su entorno familiar o cercano?




Para más información:
CENTRO ITAE
T 902 100 006
E info@centreitae.com
W http://www.centreitae.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario