miércoles, 20 de marzo de 2013

Mail de Joseph Petjovik a un amigo padre de adolescentes


El susto de tu hijo, sí que nos hace ver lo que tú dices, que lo único importante es verlos felices. Gracias a Dios que finalmente no ha sido nada importante, pero cómo ha cambiado todo lo que nos preocupaba. Lo que eran prioridades se han esfumado y ha vuelto a preocuparnos, a importarnos la esencia.

Yo no soy nadie para dar consejos, pero como bien dices, ante la adversidad es cuando te das cuenta, que verlos, amarlos y ayudarlos a crecer es lo único que realmente tiene valor. Las velocidades de cada persona, de cada adolescente, son diferentes y a los padres nos cuesta mucho respetarlas y sobre todo, ver cómo podemos potenciar lo bueno que tienen y no caer sólo en la crítica permanente.

Y seguro que a tu lado será un bambú que un día florecerá de golpe, pero nos necesitan más que nunca a su lado, animándoles, amándolos, entendiéndolos, entendiendo sus complejos, sus miedos ocultos, sus idiotadas.

Creo que los tiempos que corren, no son nada favorables para las personas inmaduras, nunca lo han sido, pero ahora la competencia, la exigencia es feroz. Y total ¿para qué? Para nada, cuánta gente con carrera está haciendo de recepcionista o en el paro y al revés, cuántos avispados o apasionados por algo han hecho camino.

Cada vez tengo más claro, que lo que hará feliz a una persona no será ningún título ni ningún trabajo, será una actitud y una pasión.

Joseph Pejovik

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